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Aquí No Pasa Nada

Novela corta que relata acontecimientos recientes de la convulsionada Colombia con una visión sarcástica y a veces con tintes surrealistas. Cuatro historias que entrelazadas tejen una parodia que refleja la compleja realidad de una sociedad que disfruta la alegría de vivir pero que a la vez se encuentra inmersa en una espiral de violencia.

Primera parte

Cuatro historias, tres muertes y un concurso.



Luego de una placentera caminata de más de media hora, Javier descansa del sol de la tarde recostado en una de las bancas del parque de Bolívar, su sitio preferido para la observación del universo que lo rodea. Allí, en medio de vetustos e inmensos árboles de grandes hojas verdes, se encuentra la estatua ecuestre del Libertador quien sobre su caballo triunfante erguido en dos patas blande una espada como símbolo de la epopeya americana. El lugar es a la vez muy concurrido y propicio para el descanso, los candentes rayos del sol de verano apenas logran traspasar la espesa red de hojas que protege a los visitantes, este sitio es el punto de una especie de romería turística a donde llegan personas de todo el país y del extranjero, situado en pleno centro colonial de la ciudad.


 Es aquí donde Javier toma nota de aspectos de su interés para el libro o novela que algún día se inspirará para escribir ahora que su condición de pensionado en estado de gracia se lo permite. Lleva poco tiempo con el estatus de jubilado, no se siente viejo; en efecto, su salud es perfecta y está convencido de que podría trabajar otros quince años si se lo propusiera, pero por ahora prefiere el dulce encanto de no hacer nada, se encuentra disfrutando de vacaciones ilimitadas pagadas con su esfuerzo de tantos años.


 Con la mirada fija en la copa de los árboles observa con detenimiento las aves que saltan de rama en rama y se solaza con las formas caprichosas de las sombras y luces que proyecta el entramado de hojas, flores y frutos sobre su cabeza. Se siente pleno y realizado, su mujer y sus dos hijas prodigan alegría a sus días de retiro; no es un hombre rico pero sus ingresos le han permitido vivir una vida alegre y confiada, ha educado a sus hijas y espera ansioso la llegada de su primer nieto, ama a su mujer y es optimista por naturaleza.


Cuando joven vivió al máximo los años de libertad infinita que le permitió una madre viuda y amorosa, lo que hizo posible la acumulación temprana de experiencias y aprendizajes; ha estudiado, ha viajado, ha conocido el mundo y trabajó duro por muchos años.  Ahora en el esplendor de su madurez siente que se encuentra en una etapa de redescubrimiento, tiene tiempo para pensar y poner en orden sus ideas, y ha descubierto su inclinación por el arte y la escritura aunque no se decide aún por comenzar a escribir.


 Sus reflexiones abarcan todos los temas posibles para un hombre con su educación, sin embargo ha notado con algo de preocupación, no exagerada, que la mayor parte del tiempo lo dedica a admirar las formas de cada mujer que se cruza frente a sus ojos. ¿Se estará convirtiendo en un viejo verde? Una sonrisa de negación asoma a sus labios ante tal cuestionamiento. No es así, se dice a sí mismo, solo que es un hombre normal y sano con tiempo suficiente para disfrutar de la belleza de la creación, y rápidamente vuelve a sus cavilaciones sobre el estado de la nación.

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